Miyek,
es una de las cuatro dairas en que se divide el campamento de Refugiados
Saharauis de Ausser, uno de los cinco campamentos que en el desierto del sur de
Argelia acogen más de 200.000 personas refugiadas desde que en 1975 España
abandonó su provincia del Sahara Occidental y ésta fue ocupada ilegalmente por
Marruecos.
En Miyek viven unas 15.000 personas
en jaimas (tiendas de campaña) y casas de adobe, esperando que, algún día,
puedan volver a su tierra, en el Sahara Occidental. Muchos de los mayores del
campamento guardan aún sus carnés de identidad de cuando fueron españoles. La
subsistencia en el campamento de refugiados depende de ACNUR, de las
aportaciones de países donantes y de la solidaridad de municipios como
Coslada, que se hermanó con Myjek el 14 de julio de 1993 con el doble
objetivo de hacerles llegar ayuda humanitaria así como apoyar la causa saharaui
y denunciar las violaciones marroquíes de los derechos humanos.
Desde entonces, Coslada ha
enviado numerosa ayuda humanitaria (comida, mantas, cocinas) y ha colaborado en
proyectos de cooperación que garanticen la salud de las personas refugiadas
y, sobre todo, la educación de los niños y niñas que viven en las duras
condiciones de la Hamada saharaui (la
zona pedregosa del desierto). Desde la recepción en verano a niños, dentro del
programa “Vacaciones en paz”, a
proyectos de construcción y rehabilitación de escuelas y envío de material
escolar.
En 2008, una asociación de
escritores españoles bajo el título “bubisher” (un
pequeño pájaro del desierto, cuya llegada anuncia las buenas noticias y que
tiene una larga tradición oral en el acervo del pueblo saharaui), puso en marcha una red de
bibliotecas y bibliobuses en un proyecto dirigido a la población
infantil y juvenil de los campamentos de refugiados saharauis, que les permite
disponer de lectura, animación cultural, conexión a Internet y espacios de
encuentro y socialización.
Tras construir bibliotecas en casi
todos los campos, apoyadas por bibliobuses que recorren las escuelas, ha
llegado el turno al campamento de Ausserd. Y, precisamente, su biblioteca se ha
levantado sobre terrenos de Miyek, nuestra daira hermanada. Por eso, desde el
inicio del proyecto, el Ayuntamiento de Coslada ha apoyado mediante
subvenciones anuales estos “aires nuevos” para el Bubi de Miyek. En total, en los últimos 5 años, Coslada ha
aportado a esta asociación 31.248 euros, tanto para la construcción de
la biblioteca, como para compra de bibliobuses como para acciones formativas y
pago del personal contratado en las bibliotecas.
Para
Agustín González, concejal de Cooperación Internacional “colaborar con
proyectos de estas características es una responsabilidad que tenemos como
españoles, que no supimos o pudimos defender a nuestros conciudadanos saharauis
de aquella época. Pero, además, los proyectos de bibliotecas son una
herramienta para garantizar un futuro mejor a las generaciones que han nacido y
crecido en campos de refugiados sin otro futuro que esperar a que la comunidad
internacional cumpla con los acuerdos y resoluciones de Naciones Unidas”.